Por tercera vez abren la causa contra un sacerdote

Por estos días, la Justicia está investigando por tercera vez a un sacerdote, a quien acusan de un supuesto abuso sexual con acceso carnal agravado en perjuicio de Mauricio Ruybal, quien en 2012 tenía 33 años.


Concretamente, el presunto hecho habría ocurrido en 2012, en Corral de Bustos, y la denuncia se radicó en 2014. El caso fue conocido como el “chico del campanario”, ya que el denunciante era un trabajador de una iglesia, y el denunciado el cura Carlos Arce que ejercía en el lugar.
Ahora, el sacerdote está siendo defendido por el abogado bellvillense Sandro Ferrero, quien se refirió al caso: “Se está investigando un presunto delito de instancias privadas, sobre una denuncia realizada allá por el año 2014 sobre un hecho ocurrido aparentemente en el año 2012”.

“Tuvo dos fiscales intervinientes, el primer fiscal culminando con su investigación en un archivo de la causa, ante una oposición del asesor letrada, que es el querellante del denunciante, el señor juez de Corral de Bustos, decide archivar la causa. Posteriormente es apelado nuevamente por el asesor, culmina en la misma fiscalía de Corral de Bustos, pero con otro fiscal, arribando este último también a la conclusión del archivo de la causa, en función de la inexistencia del hecho denunciado, en tanto y en cuanto las pruebas no llegaban a alcanzar, a corroborar, los hechos que el mismo había puesto en conocimiento de la instrucción”, relató.

Asimismo, Ferrero destacó: “En ambos archivos se hicieron todas las medidas investigativas, la causa nunca estuvo planchada, nunca estuvo dormida. En función del último archivo, el juez de control coincide con el fiscal, pero por una cuestión de procedimiento se le corre vista a la fiscal de Cámara de la ciudad de Bell Ville, donde emite un dictamen de que se debían realizar otras medidas probatorias y se reabre la causa, con lo cual recae en la fiscalía de Marcos Juárez por apartamiento de la de Corral de Bustos”.

“Hace dos semanas aproximadamente, el fiscal de Instrucción de Marcos Juárez formuló imputación a tenor del artículo 306, es decir, en función de existir una sospecha leve de un probable delito y una probable participación del denunciado”, agregó.
Por otra parte, Ferrero también resaltó: “La postura defensiva del sacerdote, como se ha mantenido durante estos años, es dar la versión real de los hechos, es decir, la inexistencia del hecho denunciado y el estado de inocencia”.

“Hoy un fiscal de Marcos Juárez, que tiene que caratular la causa por una cuestión de procedimiento, pero no significa esto que el hecho existió ni que el sacerdote haya tenido algún grado de participación”, manifestó.

Asimismo, el abogado señaló: “La estrategia va a ser la misma, es decir, la valoración de los pruebas que llevan a esa imputación, recordando así también que hubo una investigación y una resolución por parte del Obispado de la provincia de Córdoba, concluyendo en la misma sintonía que la Justicia, de que no había elementos suficientes para dar por acreditado, ni siquiera en sospecha, de la comisión del hecho y de la participación del sacerdote”.

El mote de “El chico del campanario”, confió, le quedó luego de la tarde que tuvo que descargar con baldes los excrementos de paloma que se habían acumulado en la torre del principal templo de Corral de Bustos.

Contó que en la vivienda ubicada al lado de la parroquia San Roque se hacían encuentros nocturnos y peñas en los que desfilaban hombres que pasaban a la habitación del cura a hacerse masajes, y a tener sexo.

Relató que en el año 2012, el sacerdote le habría practicado una “cura de sueño” para superar una crisis nerviosa y cuando despertó, se encontró desnudo y en su misma cama estaba el cura, también sin ropas.


Tras el escándalo, la diócesis local trasladó al cuestionado sacerdote y lo ubicó a cargo de la parroquia San Pantaleón, de esta ciudad.

Finalmente, Ferrero contó que su cliente sigue ejerciendo el sacerdocio, ahora fuera de Corral de Bustos, y que se encuentra en libertad.

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